posteriores, particularmente en el debate de Leipzig con Martín Eck, el teólogo alemán por excelencia de la Iglesia Católica en ese tiempo, Lutero negó la infalibilidad de los concilios eclesiásticos. Históricamente, los teólogos Católicos Romanos tenían divisiones entre sí mismos en cuanto a dónde se encontraba la máxima autoridad—en los concilios de la iglesia o en las decisiones papales. Algunos de ellos pensaban que los concilios de la iglesia tenían más autoridad que los papas, y otros creían
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